martes, 9 de noviembre de 2010

Al son de las llamas

Realmente no he estado cerca de desastres naturales. Los más parecido pudo ser una tormenta de nieve lo suficientemente fuerte para ponerme abrigo por primera vez en más de diez años, pero el coche estaba cerca, así que mucho no se sufrió.
Otro ejemplo sería en el mar cuando había suficiente lluvia, viento y olas como para volcar los botes de vela en los que íbamos, pero dado que volcaron la mitad y estaba la costa cerca me da que tampoco cuenta.

Así que hablaré de un desastre seminatural de hace seis o siete años, cuando estaba en un campamento de verano.
Durante la comida, justo cuando estaban sirviendo el melón del postre, cuando nos hacen levantarnos y evacuar el comedor. Al parecer había comenzado un incendio a 200 metros del campamento. Salimos en fila siguiendo al que lideraba, que sospechosamente iba en dirección del origen del fuego. Cuando el líder ve llamas damos media vuelta y a medio correr hacia el otro lado por la carretera hacia el pueblo más cercano. A mitad de camino en una presa nos paramos, pero con la construcción no se veía bien el monte. En cuanto vemos a las llamas superar dicho monte, otra vez a la carrera, solo que esta vez parando coches para llegar al pueblo.

Ese pueblo fue muy amable con nosotros, nos cedió el colegio para instalarnos y nos dió comida y bebida. Por el día era difícil calibrar la magnitud del incendio, pero al caer la noche...
Fue un espectáculo tan espeluznante como hermoso y a la vez desastroso. Toda la ladera que podías abarcar con la vista ardía y las llamas bailaban al son de la luna llena y de los sonidos de la noche

El incendio siguió avanzando mientras trataba de controlarse, pero en cuanto el campamento dejo de tener llamas volvimos, y menuda sorpresa nos llevamos.
El continuo sistema de regadio que rodeaba la valla impidió que el fuego entrase y las mesas de pingpong, perdidas en medio de la ladera, solo estaban u poco derretidas en un paraje quemado. Curiosamente al correr dando vueltas a su alrededor mientras jugábamos hizo de cortafuegos.

Por lo demás, todos los alrededores habían ardido y algunos árboles caídos estorbaban el paso. Lo que peor se veía era la piscina, que al no tener edificios colindantes mostraba la cruda realidad, todo el bosque estaba quemado.

Esta historia no es un desastre natural y no salimos heridos, así que no estoy seguro de que cuente como tal, eso si fue terrorífico y hermoso al mismo tiempo.

7 comentarios:

  1. Esta basado en hechos reales, o es solo un alarde de imaginacion?

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  2. ¿La imaginación al poder? o ¿la realidad imaginada? o ¿qué parte es real y cual imaginaria?

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  3. Hechos reales, sino recuerdo mal, el pueblo era Buendía en el 2004

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  4. Hace mucho tiempo en tierra de Hispania que no fue reconquistada, estaba de vacaciones una hermosa joven que miraba cada día el aire límpido del cielo asturiano, donde cada dia de ese mes de agosto no amenazaba lluvia y por tanto el cielo era bello y azul. Mirando en lontanza la bella dama se sentía relajada entre el pasto verde y el cielo azul, que recuerda a los cuadros impresionistas donde una sinfonia de colores componían el paisaje entre azul y verde, más en un momento todo cambio, negros nubarrones se cirnieron sobre el horizonte y de pronto rayos y truenos saltaron chispas ante sus ojos y un arbusto cercano se prendió.

    De pronto todo el entorno se lleno de humo y llamas, el paisaje estaba compuesto de pinos, abetos y hayas, la dama pudo marcharse sin demora atravesando la linea de fuego porque en ese momento el fuego era amenzadador pero no arrollador. Llego a la aldea donde dió la voz de alarma y desde donde salieron cubos, palanganas, palas y cualquier material para apagar el fuego. Despues de dos hora lo controlaron porque de rayos y truenos surgio la lluvia y con gran alivio todo terminó

    También es un hecho real, una aldea Asturiana en 1976 más o menos no lo recuerdo bien.

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  5. Resurgimiento, ¡qué buena historia!...

    Yo, lo más cerca que he estado de un desastre natural fue también en un campamento de verano, de niña. Se hicieron grupos de actividades y a mí me pusieron a limpiar letrinas con una manguera. Lo recuerdo con verdadera angustia. Fue en el Escorial. Desde entonces no he vuelto a ese lugar.

    Un saludo.

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